como jamás hubo otra en la tierra, me parece que mis queridos amigos exageran diciendo que este hombre que ha.
bló de tal suerte era in «tonto genial»
y un «Sileno borracho de énfasisa.
Ciertamente, carece Hugo de simplicidad, de ironía. Divaga en ocasiones acerca de un árbol o sobre el borde musgoso de un muro, con el clamor y la exaltación de un profeta; es que Hugo, como todos los profetas, vive en la llama de una idea única, la pelea vehemente del hombre contra el destino. Ella es la compañera espectral de su vida; se le aparece detrás de las cosas más sencillas, despertando su conmiseración o su ira. Así, en el ramaje que gime sacudido por la tormenta, imagina las lamentaciones de una mul.
titud oprimida, y no puede inclinarse sobre una cuna sin que tanta paz le recuerde las violencias que conturban el mundo. falta también en Hugo la ironía: testigo de esa contienda, cryos invisibles y terribles episodios juzga sorprender a cada instante su mirada de vidente, permanece en perpetuo estado de vibración trágica, con el que la ironía es incompatible.
318 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.