no penetra la lógica. En intelectos consagrados a la labor crítica y experimental del laboratorio se presentan esas «áreas mentales de fe o credulidad.
Esta hipótesis explica aberraciones como la de Sir Oliver Lodge, defendiendo sandeces espiritistas que destruirían los principios de fisica que él mismo expone. Dentro de aquellas áreas, algunos hombres de ciencia sienten y piensan como el común de los mortales, con la candorosa credulidad de los ignorantes. Pero no todos los hombres de ciencia claudican, y cuando algún sabio abusa en tal forma de su prestigio, sus colegas le censuran. Charles Mercier dice que mientras Lodge ofrezca sólo interpretaciones de hechos, no merece ni siquiera ser oido. Sir Edward Clodd le tilda de protector de quiromiánticos.
En el renacimiento de la creencia en espíritus y en la credibilidad general de los supuestos fenómenos que explican esa creencia, encontramos tanto una inclinación a creer como el significado y valor del aparato de prueba presentado en apoyo de la creencia: prueba que compele a algunas mentes a recurrir a la hipótesis espiritista, sea voluntariamente o con recelo.
Tal necesidad deriva en gran parte su fuerza impulsora, de la disposición mental. Aparece en todas las creencias que tienen profundo tono de emoción, y en virtud de ello, índole personal. El hombre es un animal imperfectamente lógico. La satisfacción que busca y obtiene en sus creencias depende de su naturaleza toda, en la que las partes emocional y estética son cománmente las más fuertes. El hombre anhela pensamientos placenteros y hermosos. La fun282 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.