mero que debe hacerse es leer muy lentamente después volver a leer con la misma lentitud; si, en una palabra, sabe leer, no diré bien, que eso es muy dificil, sino medianamente, el joven estudiante aprovechará lo que lee y de él podrá sacarse muy facilmente un decidido amante de la lectura, que, en poco tiempo, poseerá una discreta cultura literaria.
Pero, se dirá, el alumno que llega, en el Colegio Nacional o en la Escuela Normal, a los años en que se estudia literatura, ha tenido, en los mismos establecimientos de educación secundaria o normal, y antes, en la escuela primaria, la oportunidad de aprender a leer bien: debe saber leer perfectamente; y entonces no será tan dificil la tarea de convertirlo en un buen aficionado a la lectura, y, por consiguiente, estará en aptitud de gozar de los beneficios que esa afición com porta.
Desgraciadamente todos lo saben en las escuelas de nuestro país se lee muy mal.
Es un horror oír leer a ciertos alumnos adelantados de las escuelas públicas. El mal ha preocupado a muchos educacionistas y a cierta parte de nuestra gran prensa, pero no ha sido remediado. La Nación dedicó varios editoriales al trillado y, por lo tanto, dificil tema; y el señor Pablo Pizzurno, entre otros profesionales, ha dado varias conferencias didácticas ocupándose de lo mismo. Nada se ha conseguido. Maestros y discípulos dan poca importancia a esta asignatura. El alurono prepara sus lecciones, las 237 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.