él. Ella le sustrae a su egoísmo grosero, áspero, positivo, calculador; le ayuda a nacer a la humanidad; le hace sér verdaderamente, si es ser tener un alma, tener sentimientos humanos, vivir consigo y en si y vivir también eu los otros, trasportarse en su destino, ensanchar su yo hasta abarcar en él la familia, la patria, la humanidad y hasta Dios mismos.
La lectura excesiva de poesías y libros de imaginación (y aqui contesto otra supuesta objeción. puede contribuir, es cierto, a formar ese engendro que se llama mujer romántica; pero si se seleccionan las obras que han de ponerse en manos de la joven (y esta es misión primordial del maestro. si la apartamos de la literatura malsana, corrosiva, vana y tonta, propia de los poetas hebenes, de los novelistas chirles y de los dramaturgos insustanciales, y la hacemos gustar de aquellas composiciones capaces de formar su sentido estético y fortificar a la vez su personalidad moral; antes que favorecer el desarrollo habremos evitado que se haga mariposa la larva de romanticismo que hay en todo pecho femenino.
En cuanto al literatoide, creo que él es un producto no de la educación sino de la mala o deficiente educación literaria.
Casi todos los hombres de alguna instrucción han hecho en la juventud excursiones al campo lleno de espejismos de las letras, la mayor parte de ellos sin poseer condiciones para cultivarlo con provecho, creyendo fácil la realización de obras igua232 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.