del tipo de ciudadano que más premiosamente necesitamos formar, apto para descuajar tanta riqueza perdida en las entrañas de la tierra, disuelta en la corriente de los rios, erguida en el seno de los bosques, cabe el hombre cultivado en el sentimiento de lo bello. Es más: la verdadera, la sana poesia, es un estimulante de la vida, y quien dice de la vida dico de las fuerzas que la animan. 1)
Por eso creo que hay que insistir en demostrar la necesidad de dar a la poesia su verdadera importancia, no ya sólo en la educación de los jóvenes que cursan estudios secundarios y normales, sino también, y muy especialmente, en la educación del niño. Traigo en mi apoyo a Félix Pecaut, autor de «L education publique et la vie nationale. La poesia dice gracias a la lengua mágica de que dispone, es la gran evocadora que arranca al niño del pueblo del estado de inconsciente somnolencia, le revela a sí mismo haciéndole oir en un lenguaje idealizado, es decir, lleno en el mayor grado de realidad moral, de sentimientos humanos. esos cantos de amoro de alegria o de tristeza, de recuerdo o de esperanza, de duda o de fe, de piedad o de indignación que resuenan confusamente en (1) Dice Guyau, en su fuinoso libro El urte desde el punto do visla sociológico, que les emociones estéticas pueden influir no solainente sobre la vida de relación, sino tainbién sobre la vida orgánica, cuya actividad circulatoria aumentan, y, por consecuencia, su actividad nutritiva. Hace ya tiempo que Haller comprobó que el sonido de un tambor acrecentaba la salida de la sangre por una vena abierta.
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