lleza artistica, será más torpe en el ejerci.
cio de sus actividades mentales, más pesado en sus juicios, tendrá menos horizontes en la vida; y cuando busque el reposo que forzosamente ha de exigirle el cumplimiento de su profesión, o cuando tenga necesidad de dar aplicación al exceso de sus energias no empleadas en el trabajo, y guiado por el instinto social busque el contacto con sus semejantes, se sentirá incapacitado para cambiar ideas, o, a falta de éstas, cambiará cartulinas pintadas, como dice Schopenhauer, y, todo lo más, llegará a ser un perfecto jugador de poker una buena prueba de que no son incompatibles las actividades que procuran la emoción estética con aquellas puramente o principalmente prácticas nos la dan los ingleses, que constituyen el pueblo mejor educado de la tierra. Ved a un inglés que ha trabajado afanosamente todo el día en el taller, en su comercio o en su oficina. Si su tarea no ba exigido a sus músculos el ejercicio necesario, este ejercicio lo completará en el field; pero luego, para establecer el equilibrio compensador que devuelva la armonía vital a su organismo, se rodeará de papeles y de libros, sumergiendo su espiritu en la onda fresca y cambiante de la fic.
ción poética, que le proporciona abundosa la revista con sus cuentos, Dickens y Scott con sus tipos y paisajes, Shakespeare con el hervor de las pasiones humanas, la Biblia con sus salmos, Horacio con sus odas a la vez profundas y ligeras como el mar y la 229 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.