con la población, en compañía de un joven inglés, casi de mi edad, vimos sobre la puerta de una casa un rótulo que decía: Consúltenos Ud. sobre cualquier asunto; le responderemos gratuitamente y en bien suyo. Mi compañero me hizo entrar. Salió a recibirnos una negrita, con ese doble aire de soberbia y de humildad de quien cree poder dar con.
sejo y desea darlo. Dónde está el oráculo. preguntó el inglés. Diga Ud.
qué se le ofrece, contestó la negrita dulzura. Quiero saber la ma.
nera de encontrar una esposa segura.
mente buena. Oh! No puedo responderle por mí misma; pero puedo servirle de intermediaria, porque la casa cuenta con una lista de personas que colaboran en su obra de beneficencia. cớmo decidirá Ud. replicó el inglés, a cuál persona debe dirigirse. Es a un cura, a un médico, a un jurista o a un quimico? De la elección de Ud. depende éxito que obtenga mi consulta. Ya ve Ud. cuánta jactancia hay en el ró.
tulo de su puerta. Adiós y dispense. entramos por pura curiosidad. de octubre de 1920, 12 Este documento propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica