se miedo a la vida, ya que es imposible que ésta se componga siempre de sensaciones extraordinarias.
Entre las manifestaciones de la enfermedad está la necesidad de divertirse. Hay que distraerse; y para ello, compone uno un programa de diversiones inaguantables, y se convier.
te la existencia en un cinematógrafo; la vida no consiste en estar constantemente distraído, y no debe confundirse la acción con la agitación; la única verdadera energía es la disciplina.
Nacemos en estado de dependencia (de país, de raza, de medio, de educa.
ción, de fortuna, de salud. y esa de.
pendencia hay que aceptarla resueltamente, y ese es nuestro primer acto de heroísmo. La voluntad, la energía intervienen después para modificar nuestra condición natural mejorándola, y esa serie de esfuerzos realizados con tal fin es lo que da a la vida todo su valor. El dolor físico, especialmente, se nos ha hecho insoportable; pero ese dolor, como el moral, son completamente indispensables en la vida; antes del sufrimiento, apenas se distinguen los débiles de los fuertes. La energía 206 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y juventud, Costa Rica.