en vientre y el músculo serían absurdos en un pueblo sin cerebro.
Por el camino de la pereza y de la ignorancia ningún pueblo culminó en la historia. Desdeñemos la pobreza holgazana que confunde su estado con la sapiencia ascética, sugiriendo que los pueblos laboriosos viven sordidez prosaica. La historia dice que el trabajo y la cultura sé hermanan para agigantar a los pueblos, que la pobreza y la ignorancia suelen ser simultáneas en su decadencia.
Cuidemos la sementera, bendigamos los campos fecundos; pero cada vez que el aradu rompa un surco, abrauna escuela y enseñemos virtud. Arar cerebros y corazones le tanto como preparar mies ubérrima; la mies puede perderse y decaer la opulencia, la cultura no se agosta ni concluye nunca. El trigo el laurel son igualmente necesarios; son enemigos de su pueblo los que alaban una riqueza ignorante o una mendicidad ilustrada.
El trabajo es fuente de mérito y base de toda humana dignidad. El porvenir será de los que trabajan. Tomos una vauna 1512 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.