para hacer un hombre como yo; para hacer uno como Ud. basta el tiempo de cocer un huevo. No es ése el intervalo que separa a los inventores es decir los que piensan por sí mismos de los que no piensan? CAVAGLION El precepto de hacer a nuestro semejante lo que quisiéramos que nos fuera hecho y de no hacerle lo que no quisiéramos que nos fuera hecho, no implica la menor grandeza de alma: es un cálculo bastante realista, bastante llano, al alcance de todos. Sin embargo, ni los individuos ni las colectividades se resignan a él. Nadie quiere la misma ley para sí y para las otras criaturas. GOHIER Hé aquí la ley inmutable: El hombre no da su trabajo ni un objeto cualquiera, sino en cambio de un valor universalmente equivalente.
Cuando la sociedad civilizada reemplazó las mercaderías, como moneda de 66 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.