el hombre, es, como observa BURLUREAUX, un gran acumulador de energía, pues precisamente por esto rige y gobierna todo el organismo, como ya he indicado, careciendo el precoz, como carece por lo que también se ha dicho, de este cúmulo de energía, mal podrá transmitirla a la prole. Hay más; esta energía del sistema nervioso, empleada en el individuo sano, en el equilibrio y subordinación de unos centros a los otros, cuando mengua o falta, ha de conducir a la claudicación y al destemple nervioso en alguna o algunas de las más importantes funciones. Ora será la neurastenia la que venga a revelar el trastorno, ora el histerismo, o bien otra cualquiera psicopatía, con lo cual el individuo vendrá a aumentar el contingente de los que el DR. GRASSET califica de semi locos. cuenta que hasta aquí sólo he hablado de lo contraria que resulta la precocidad en general para la consecución de una rígida y longeva existencia; pero no me he extendido lo suficiente acerca de una clase de precocidad más funesta que las otras para el organismo indivi.
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