rón y aun pretenda superarle, como quiméricamente esperan algunas doctoras radicales de Alemania. Quede la esposa como quería SHAKESPEARE, a la altura del corazón del esposo, y para ello no ha de ser obstáculo, antes todo lo contrario, su perfeccionamiento intelectual y moral.
Pero habrá que enseñar de todo a la mujer? Déjesela enhorabuena que aprenda todo lo que buenamente pueda sin deformar su personalidad, sin salirse de su sexo; pero vea que ante todo lo que le conviene es educarse como mujer y para mujer; es decir: a fin de llevar al grado de mayor perfección sus altos deberes en la familia, como hija, como esposa y como madre.
Con tal que esta mira preceda a toda otra, qué inconveniente hay en que, si queda tiempo, adquiera todavía más conocimientos?
Así como para el varón perfeccionarse es hacerse hombre, hay que sostener que el perfeccionamiento femenino estriba en que la mujer sea cada día más 116 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud. Costa Rica.