que hace a la mente de los niños, siendo con frecuencia de los varones de donde parten más quejas. Es natural; el daño no se puede ocultar indefinidamente, y mucho menos hoy que poseemos procedimientos científicos para averiguar y medir la fatiga intelectual resultante de la duración y de la naturaleza del trabajo.
Cuando el examen se hace en centenares de alumnos, se llega a conclusiones demostrativas de la fatiga en cada trabajo y se notan las diferencias que ofrece, en la duración y en la clase de ejercicio mental, cada uno de los sexos.
Pues bien: no hay que temer. Dejad que lleguen a reunirse en gran número las estadísticas acerca de la fatiga producida por el trabajo escolar; préstense los profesores a coadyuvar en cuanto esté de su parte a tales investigaciones. no que ellos deban constituirse en psicólogos experimentales, para lo cual carecen tal vez de preparación suficiente; pero pueden sí ofrecer solicitud y ayuda. a los que tales estudios profesen, o cuando menos pueden y deben no contrariarlos por rutina o por sistema. y 106 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica