nueva, no por mejor. En frente de una novedad de probables consecuencias sociales, la examirará con mirada serena, y sólo en el caso de constituir un paso hacia la perfección procurará asimilársela: de otra suerte dejará que pase sin conmoverse.
En España, y muy recientemente en Barcelona, vióse el intento de implantación de una novedad de este género.
Tomando por pretexto la igualdad o cuando menos equivalencia de los sexos, vióse a muchos, aun entre personas dignas, sostener que las mujeres debieran poder hallarse en situación de ejercitar las distintas carreras y oficios, bajo el mismo pie de igualdad que los hombres; que a ambos sexos hay que medirlos por el mismo rasero. Y, como consecuencia inmediata, para esto lograr, nada mejor que recurrir a la educación en común de ambos sexos, dentro de una misma escuela, asistiendo a unas mismas clases, bajo unos mismos proſesores, cursando por tanto idénticas materias y sentándose en los mismos bancos.
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