Y la memorización a su vez, sin que pueda decirse que sus causas sean el esfuerzo áspero, la disciplina, la lectura, el darse a cosas por las que aún no se tiene amor, sigue a todos esos ejer.
cicios y nace también en el momento de gracia en que, después de haber reparado una cosa, dos, veinte, cien veces, se la recuerda. Altiva señora es la verdad; no la poseerá nunca quien antes no se haya arrodillado ante ella.
Pedagogos, haced arrodillar, haced arrodillar. Para aprender las lenguas, aún no se ha inventado nada mejor que las gramáticas. Para aprender a multiplicar, aún no se ha inventado nada mejor que la tabla de multiplicar.
Cuantos, bajo la inspiración del espí.
ritu ochocentista y sometidos a la superstición de lo espontáneo, han querido llevar hasta su término la metodología de lo intuitivo, de lo razonable, de lo atrayente, han debido confesar, si son sinceros, su fracaso. Ni en la obra de la enseñanza, ni en la obra de la educa.
ción puede prescindirse de una parte, aun mecánica, de memorización.
EUGENIO ORS 72 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica