a IS y el como son, descubrían teorías que habían convenido en calificar de reales y que corrían un velo entre ellos y la realidad.
La necesidad de aquellos vastos arma.
mentos, decían, era en verdad desoladora, y representaba una carga pesada para el pueblo y el desperdicio de mu.
chos recursos; pero el hecho de sostener enormes ejércitos en pie de guerra era una garantía de paz. Las armas y má.
quinas de destrucción se habían perfeccionado a tal extremo que los hombres no podrían ni intentarían sostenerse contra eilas. Así, por maravillosa ironía, el demonio de la guerra, en su afán de hacerse irresistible, había hecho la guerra imposible en la práctica. De otro lado, consideraciones de orden social y moral preservarían la paz. El mundo hacíase mejor con tal rapidez que casi podía apreciarse a la vista el desarrollo de la virtud. La caridad en sus diversas manifestaciones; el deseo del rico de socorrer al necesitado, del fuerte de consolar al afligido; el interés cada vez mayor de la comunidad por la salvaguardia general, por la difusión de los goces de la vida; el desenvolvimiento del espíritu de piedad por el sufri1Ss O O is 33 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.