a Consideremos por un momento la edad de oro de los razonadores a priori que florecieron en la década que precedió a la gran conflagración. Por todas partes se observaban síntomas bélicos. pesar de las indicaciones y hasta promesas de otras naciones en el sentido de reducir la fuerza y preparación militares, Alemania rehusó enérgicamente adoptar esta medida, y no sólo aumentó su ejército, sino que se dedi.
có crear una armada formidable.
Demostró oficialmente, por sus intermitentes amenazas a Agadir y otros puntos, que intentaba llegar a la guerra, y sólo aguardaba el momento favorable para iniciarla. Sus publicistas, especialmente Bernhardi, publicaron libros destinados a enardecer las pasiones de los pangermanos y demostrar cuan fácil sería, si Alemania quisiera, conquistar el mundo, que era la misión que le señalaba el destino. Dos guerras, relativamente pequeñas en magnitud, pero terribles en fiereza, estallaron en los Balkanes; y, sin embargo, los observa.
dores a priori continuaron entonando dulcemente como las sirenas, su canción de paz. En lugar de ver las cosas 32 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.