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in as a, ра ro o, 10 y Al escribir la historia, debemos mostrarnos tan estrictamente imparciales como lo permita nuestro temperamento; lo cual incluye no sólo el ansia de expresar la verdad sino el espíritu de justicia y el amor a la lealtad. Muchos grandes historiadores no han sido imparciales sin embargo. Carlyle y Macaulay, los maestros más notables de la historia en el siglo diecinueve, fueron parciales evidentemente; pero su parcialidad era honrada; no hacía nacer ideas falsas; en efecto, revela mejor la verdad de lo que lo haría una imparcialidad vaga y desorientada.
Uno de los peligros más generales que afronta el historiador cuando acomete la interpretación de la historia es el uso de argumentos a priori. juzgar por el torrente de razones con que se nos ha inundado en los últimos tiempos, a propósito de la liga de las naciones y de los efectos que habrá de producir el tratado de paz, puede observarse claramente que las enseñanzas de la guerra, que debían hacernos desconfiar, ante todo, de los argumentos a priori, han sido perdidas para nosotros.
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31 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.