M INGUNA ciencia ha quedado tan desacreditada en la horrenda gue.
rra como la psicología que enseñaban y practicaban los alemanes. Hasta hace poco tiempo el mundo la consideraba como cualidad especial de aquella raza.
Publicaban numerosos estudios acerca de la psicología del erótico y del neu.
rótico, del equilibrado y del desequili.
brado. Creían poseer en la psicología una llave que les franquearía las puer.
tas del dominio del globo. La guerra vino a demostrar que se equivocaban desastrosamente, porque su llave les franqueó tan sólo el intrincado laberinto de las energías del pueblo alemán. Imaginaron que su política de terror obligaría a los extranjeros despavoridos a abandonar la defensa propia y a gemir y doblegarse servilmente ante la avalancha de las tropas teutónicas. Esto es, evidentemente, lo que habrían hecho los alemanes, si la situación se hubiera desarrollado a la inversa. Pero los belse doblegaron ni gimieron; los franceses no depusieron las armas llenos de terror; los británicos, rígidos e impasibles, no solamente no sintieron gas no 26 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.