se considera a la inteligencia sino como una secreción del cerebro; llámese, pues, este producto inteligencia, espíritu, poco importa, ni vale la pena disputar sobre ello; para mí, la vida no es otra cosa sino el resultado de la unión de dos principios, a saber: de la contractilidad, que es una facultad del cuerpo material, y de la sensibilidad, que es una facultad del alma. Cesa la vida cuando cesa aquella unión; el cerebro muere con el cuerpo, y muerto el cerebro no hay más secreción de inteli.
gencia. Deduzca usted de ahí cuáles serán mis opiniones en materia de Elíseo y de Fánaro o Tártaro, y mis ideas sobre las ficciones sagradas que preocupan todavía tanto a los mortales. Esa filosofía, señor, dije al Libertador, es muy elevada y no veo muchos hombres en este país capaces de elevarse hasta ella. El tiempo, amigo mío, replicó la instrucción, las déspreocupaciones que vienen con ella, y una cierta disposición en la inteligencia irán poco a poco iniciando a mis paisanos en las cosas naturales, quitándoles aquellas ideas y gusto por las sobrenaturales.
DÍA 24 Toda la mañana y por la tarde el Liber13 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.