de mi imaginación me lo han hecho seguir y me han mantenido en él. Huérfano a la edad de 16 años, y rico, me fuí a Europa, después de haber visitado México y la ciudad de La Ilabana, y fué entonces cuando en Madrid, bien enamorado, me casé con la sobrina del viejo marqués del Toro, Te.
resa Toro y Alaiza; volví de Europa para Caracas en el año de 1801, con mi esposa, y les aseguro que entonces mi cabeza sólo estaba llena de los ensueños del más violento amor, y no deideas políticas, porque éstas todavía no habían golpeado mi imaginación.
Muerta mi mujer, y desolado yo con aquella pérdida precoz e inesperada, volví a España, y de Madrid pasé a Francia y después a Italia. Ya entonces iba tomando algún interés por los asuntos públicos. La política me atraía, y yo seguía sus variados movimientos. Vien París, en el último mes del año de 1804, la coronación de Napoleón.
Aquel acto magnífico me entusiasmo, pero menos su pompa que los sentimientos de amor que un inmenso pueblo manifestaba por el héroe. Aquella efusión general de todos los corazones, aquel libre y espontáneo movimiento popular, excitado por las glorias, por las heroicas hazañas de Napoleón, vitoreado en aquel momento por más de un millón de personas, me pareció ser, para el Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.