arena fría o sobre la palanca del barco de pesca, embriagándose de cuentos adecuados a las circunstancias. Por desgracia, no puedo referiros uno como ejemplo. Pero el relato no pasaba de ser un condimento, y hasta esas mismas reuniones no eran más que fenó.
menos accidentales en la carrera de los portadores de linternas. La esencia de aquella gloria paradisiaca consistía en caminar solos bajo la negra noche, con la lámpara cubierta y el sobretodo bien abrochado, sin que se escapase un solo rayo de luz que nos permitiese ver don.
de poníamos los pies, ni descubrir al público el secreto de nuestra felicidad. Se ha dicho que en el corazón de todo hombre, aun del más torpe, ha muerto joven un poeta. Se puede sostener también que un bardo (inferior a un poeta en muchos respectos) sobrevi.
ve en la mayoría de los casos, y forura el perfume de la vida de aquel que lo posee. No se hace bastante justicia a la fluidez y frescura de imaginación del hombre. Su vida parecerá desde fuera un insignificante montículo de tierra; pero su corazón puede encerrar un camarín de oro donde encuentre un baño 495 Este documento propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.