es considerablemente menor que la del público teatral en la época de mis entusiasmos juveniles por el teatro; y me parece también que la proporción de concurrencia femenina es mucho mayor que en aquellos lejanos días. Si este cambio se ha realizado conforme yo lo observo, y si tengo razón al afirmar que será más evidente aún en los años veni.
deros, es muy posible que ello haya influído paulatina pero positivamente en modificar los deseos implícitos y los explícitos prejuicios del auditorio, los cuales siempre toma en cuenta el autor, más o menos inconscientemente El agua no puede alcanzar nivel más elevado que el de sus fuentes; ni el dra.
maturgo puede elevarse sobre el nivel del auditorio a quien desea interesar.
El dramaturgo no puede encerrarse en una torre de marfil; necesita presentar: se en las plazas de mercado, donde todos puedan verle y cirle. Si se retrae de la tarea de presentar su concepción de la hursanidad para hacerla inmediata.
mente atractiva a su auditorio, no es dramaturgo, por más talento que posea; y haría mejor en volverse a la poesía o al romance, artes con las cuales puede 485 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.