francesa y debe tenerse presente que muy pocos de los institutores no son profescres es antes que todo un sabio cuyos méritos en el campo de la investigación son incuestionables, un maestro que ha adquirido larga práctica en el liceo, y, finalmente, un conferenciante cuyo lenguaje es modelo de belleza literaria. La competencia por las cátedras profesionales es viva; pocos resultan ele.
gidos, y precisamente por ser pocos, esos profesores de las universidades francesas son invariablemente hombres de distinción y autoridad.
Las tentativas de reorganización en varias de nuestras principales universidades han estado acompañadas por el reclamo de mejor enseñanza. No echa.
mos de ver en ocasiones que las huestes de jóvenes institutores y ayudantes de saber dudoso y de competencia más dudosa aún como maestros, el precio que pagamos por el empeño de ofrecer cursos altamente especializados sobre cuanta materia existe en el mundo, en todas las universidades. Probablemente no estamos dispuestos a sacrificar esta infinita variedad, ni el sistema de enseñanza en que la conferencia formal que448 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.