toria. Las aguas fluyen por el declive de la superficie. La naturaleza ha dado cierta inclinación a la mente humana.
Los argumentos Iluyen de acuerdo con la ley de gravitación mental, siguiendo las vueltas de nuestras pendientes mentales. Los prejuicios, la ilusión, la filoso.
fia, el concepto establecido de lealtad a ciertos métodos, convicciones o caudillos, como se encuentran en la mente conservadora, la protegen eficazmente contra el flujo de argumentos con que nos inundan los radicales. Los argumentos de los radicales, en cuanto a su influencia sobre la mente conservadora, pueden definirse con la feliz y doble metáfora de un orador popular, de «echar agua a los patos» y de que «por una oreja entran y por la otra salen. El congreso está por lo que es y se opone a lo que debería ser. decía, hace algunos años, un senador de los Estados Unidos, dirigiéndose a una convención de arquitectos. Esta declaración pinta la situación en una sola pincelada. El conservador es el profeta de lo establecindo, de las cosas contorme están. La lógica, las teorías, los ideales, aúnan sus fuerzas para atacarle; pero él conti401 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.