lidad, como planta rara de invernadero, era la seducción de la Francia contemporánea. esa generación cuya energia no fué expansiva, que refinó su gusto para sí misma y perfeccionó el análisis y la forma se deben obras literarias de primer orden. No hay en ellas goce al.
guno; sí un pesimismo, a veces grave, a vecesligero, pero de calidad exquisita.
La acción de un materialismo generalizado y la reacción de un espiritualismo más literario que filosófico, cous.
tituyó esa mezcla compleja que perturbó a los que hoy son nuestros enemigos o nuestros aliados. Pero es necesario re.
conocer que, sacerdotes de la ciencia o estetas delicados, a esos quincuagena: rios animaba un patriotismo del cual lo menos que puede decirse es que no tenía clarividencia.
Bogliol Las «clases dirigentes. a nuestro en.
tender, no sou sólo las que guían a los espíritus. Los jefes industriales, los due.
ños del comercio y los gerentes de la cosa pública tenían los defectos de los intelectuales sin el privilegio de los ata.
vios del gusto. Eran individualistas basta circunscribir el mundo a los muros de su fábrica o a las cuatro hectá.
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