como nuestra lengua no es muerta, tiene que desarrollarse, crecer y mirar siempre al sol del progreso, fecundador poderosísimo de las lenguas. Sería antes de desearse que los buenos escritores propendiesen con su ejemplo a aumentar en nuestro idioma aquella flexibilidad en que tanto le aventajan las lenguas clásicas, y algunas vulgares como la alemana y la inglesa. Debe por otra parte recordarse (sigo repitiendo palabras de nuestro docto compañero) que cada época ha de ser por fuerza neológica respecto a las precedentes; ni es posible que suceda de otro modo, supuesto que siendo el lenguaje espejo de las costumbres, si la sociedad no permanece estacionaria menos podrá esperarse que el lenguaje se quede inmóvil.
Cada época va dejando alguna contribución al caudal de la lengua, como un rastro de sus gustos e ideas; y si hoy no hacemos melindres a voces astrológicas como sino, estrella, desastre, desastrado, saturnino, si llamamos al aire, al agua y al fuego elementos, y nos actuamos o informamos de un asunto, y ha337 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y juventud, Costa Rica.