carnan una tendencia ni persiguen un ideal, porque no profesan una doctrina. el vacío de las ideas no lo llenan la habilidad, la intriga, el disimulo o la ficción. El entusiasmo por el triunfo de un pensamiento está reemplazado por el apetito del Poder; y el amor a la doctrina por la satisfacción de la vanidad.
La opinión pública española cansada de peregrinar tras unos y otros hombres a través de las mil revueltas y encrucijadas por donde estos caminan, se hiela y aparta, abandonándolos despectiva a sus ardides y tretas, consciente de que la nación marcha por sí sola, aunque sea con fatiga, porque quienes aparecen a su frente lo quieren todo, menos «gobernar. Esta es la amarga estela que ese infecundo debate deja en el ánimo de quienes lo han seguido de buena fe.
Y, mientras la realidad sea esa, ni la nación podrá libertarse de la más nociva de las guerras, la guerra intestina, ni podrán juntarse las fuerzas colectivas en una obra común para procurar 326 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.