en ella este puritano asqueado de toda política por venal y distanciado de todo político por gandul, nos cuenta que ha resuelto el problema de los garbanzos, y que no trabaja; su hijo le da dos pesetas diarias; su mujer, vendiendo rába.
nos por la mañana y periódicos por la noche, le entrega otro tanto; y su hija le da, sin que el padre se preocupe de saber de donde saca, un duro todos los días. No véis toda España después de pensar lo que dicen estas líneas? El cronista, al leerlas por primera vez, sintió ya el deseo de despertar con ellas, con su sola presencia, una emoción en el ánimo de sus buenos amigos. Seguramente que de cada mil españoles uno sólo os contestará que la política es el arte de gobernar a los pueblos. Los restantes os dirán que la política es el arte de vivir bien a costa del mal obrar; que la política es la manera sabia de encubrir las más duras injusticias; que la política es el cómodo refugio de los gandules de brazos, pervertidos de corazón y duros de inteligencia. Los republicanos escribámoslo con dolor no hemos hecho gran cosa para desterrar estos concep.
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