respeto se menoscabe, traicionan la causa de la reforma, interponiendo un nuevo obstáculo en el camino de ésta, y perjudican tanto a la causa de la justicia social que es para todos como a las principales víctimas de esa injusticia, el proletariado.
Por eso, a la transgresión tiene que seguir el castigo. No el castigo implacable, no el exterminio, como dijo días ha el Presidente del Consejo con desgraciada frase; implacable, no hay más que la venganza, y la venganza es una nueva transgresión que se diferencia del atentado tan sólo en que se alza en la otra vertiente; sino el castigo sereno, en que el rigor llegue exactamente al punto de la necesidad de defensa; un minimum de rigor, que, si se queda corto, es una deserción del poder público como depositario de los intereses sociales permanentes; y si se excede, constituye una punible y vesánica temeridad.
Apreciar la medida de ese rigor indispensable: hé ahí la función más delicada del poder público ante este aspecto del problema. Pero una vez aquilatado, ese rigor debe aplicarse rápidamente, inflexiblemente; la mano del poder 306 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.