camino se distancian o por la curva que describen o por la rapidez con que intentan recorrerla. Pero eso noles puede ser común con los literales. Durante muchos años ha prevalecido una confu.
sión peligrosa, de resultados funestos, entre la aspiración del liberalismo y la del socialismo en sus diversas fases. El liberalismo traicionó sus orígenes y sus doctrinas; y esto se estimó como la suma prudencia y la gran sabiduría de los demócratas más representativos.
El liberalismo ha de oponer al comunismo una afirmación: la del derecho de propiedad individual, siempre que se trate de la propiedad legítima, asentada, no sobre la ley, no sobre un conve.
nio social, sino sobre la propia naturaleza humana, anterior y superior al Es.
tado, fuerte frente al criterio de todos los hombres, derecho que no es sino la proyección externa del dominio del sér humano sobre sus propias potencias y actividades, concedidas por Dios para que subvenga a su necesidad.
Siendo ésta la afirmación capital del liberalismo y su línea divisoria e infranqueable respecto del comunismo, apo.
derado más o menos francamente de las.
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