obtenido todo el provecho que pueda.
Lo mismo sucede en las luchas civiles: el partido que vence, debe tornar inmediatamente el lugar de que ha desalojado a su adversario, y en seguida emplear contra él las armas cuya fuerza ha experimentado a su costa. Hé aquí la tácti.
ca que se nos aconseja, y que no es propia sino para eternizarlas batallas. Con tal sistema, las armas no hacen más que pasar de una mano a otra, el poder po cambia más que de bandera, no de carácter. Por más que los beliger antes pronuncien preciosas arengas, se baten más bien por intereses que por principios. Queréis la prueba? Mirad toda la Historia. Ved particularmente la historia de la Revolución, tal como acabamos de resumirla en algunas páginas. Ciertamente que al principio la libertad se lanza a la guerra contra el despotismo; pero contad sus etapas. La primera, el Terror; la segunda, el Imperio. Oh contradicciones humanas! Se pelea por la libertad, y se entrega el país a Robespierre y a Napoleón. Cómo! Pasáis de un amo a otro; de un amo benévolo a un ano desapiadado; éste es incomparablemente más poderoso que aquél; es omnipotente; no se 292 Este documento propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.