un awor filosófico y filantrópico: por el contrario, cuanto más ruda ha sido la lucha, más animado permanece contra el rencido. Nunca cree haberle abatido bastante, y le golpea aun cuando esté en tierra, en parte por un resentimiento ciego, y en parte para prevenir una revuelta ofensiva. Si se trata entonces de recordarle que la libertad no es propiedad de nadie, que no es un derecho, que no es el derecho sino porque pertenece igualmente a todos los hombres, y tanto a los vencidos como a los vencedores, no tiene bastante sangre fría, ni imparcialidad, ni las miras bastante altas para comprender semejante lenguaje: po sólo lo rechaza con la mayor frecuencia como una sutileza metafísica, sino que lo trata de niñería y de simpleza; lo condena como contrario a la sana política; se creería tan ridículo aceptándolo, como un general de ejército que en el campo de batalla en que acaba de triunfar, se diese la mayor prisa a formar los icgimientos enemigos y a distribuirles armas. No es eso, dice con aire de triunfo, lo que hace un general cuándo es hábil. Su primer cuidado es fortificarse en la posición conquistada, o continuar su movimiento para sacar del éxito 29 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.