¡Cuán fácil os fué alabar a vuestro simpático predecesor. No fué él quien les preparó a los historiadores futuros esas monografias tan bien estudiadas, que al decir vuestro son coino los tipos fundamentales que deben servir, generalizados, para abarcar la historia de una época o de un país? Lleno de respeto por la verdad, nimio en sus escrúpulos literarios, Lemonie satisfizo anticipadamente vuestros deseos, porque no dió al público sino lo que había sido objeto de largas meditaciones. Escogía su punto de vista con mucho cuidado; no escribía sino después de haber pensado largo rato para prepararse a tratar de su asunto; no improvisaba nunca, y no le daba mucha importancia a la forma, persuadido de que lo que se ha meditado bien, se expresa claramente, y además de esto que el estilo, cuando no trata de disfrazarse la verdad, es esclavo del pensamiento. Vivió así imaginariamente hacia fines del siglo diez y ocho, en el centro mismo de ese mundo de entonces, del cual se hizo el eco, recordando sus costumbres, su modo de pensar, sus pasiones, intereses y miras políticas: vino así a ser contemporáneo de Beaumarchais y Mirabeau, sin dejar por eso de aprovecharse de do286 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.