tos a nuestras miradas, y mundos innumerables que no conoceremos jamás. Des.
pués de dos mil años de esfuerzos, si hemos llegado al fin de las extremidades de nuestro universo, que no es sino un punto en el inmeso espacio, nos hemos deteni.
do mudos y llenos de espanto a los umbra.
les del infinito, del cual no sabemos nada.
La naturaleza del hombre, escribía Alembert en el auge de su fama, su existencia presente y futura, son misteriosimpenetrables, tanto para los genios más grandes como para todos los demás humanos; bien poca cosa sabemos, decía Laplace en su lecho de muerte, y estas fueron las últimas palabras del ilustre rival de Newton. No extrañéis, señor, que esas sean también las mías en asuntos tan graves, y que os deje el cuidado de darles todo su valor cuando las pongáis en relación con el estado social y político de nuestra patria; así coronaréis una obra desde hoy grandemente favorecida por estar abonada por vuestros triunfos anteriores.
Después de haber felicitado a la Academia, a la que venís a vigorar con vuestra presencia, y a vos mismo que al sentaros entre vuestros pares estaréis con hermanos, separados algunos por opiniones o 283 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.