luces y la emoción excitaban extraordinariamente sus facultades intelectuales. Por mi parte, jamás he sentido mi mente tan libre y despejada como en las bulliciosas y apiñadas calles de alguna ciudad extranje.
ra donde a nadie conocía ni sabía una sola palabra del idioma.
Indudablemente la soledad es necesaria para producir y armonizar las ideas; pero en general la mente se aclara y salva mejor los obstáculos en la discusión cou espíritus elevados que alcanzan análogo nivel intelectual, están arimados del inismo interés, prestan igual valor al significado de las palabras y reconocen iguales reglas para el raciocinio. El esfuerzo apreciable de cada uno sugiere a los demás esfuerzo semejante. El concurso despierta el espí.
ritu de emulación, y el evidente placer de Jos compañeros en la caza de ideas sirve de poderoso aguijón.
Esta dialéctica es rara, sin embargo, porque envuelve técnica de pocos conocida o que, aun conociéndola, pocos se dan el trabajo de observar. Aparte de ciertos peligros fácilmente apreciables, como falta de verdadera simpatía mental entre los asociados, uso de términos en distinto sentido, negligencia en definir conclusiones, erro.
res por carencia de dirección, vemos tam260 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.