mente se alambres eléctricos y de los que ensayan nuestro alimento, así nuestra convierte también en parásito de las inteligencias ilustradas que dictan leyes sobre la moral, la literatura o las ciencias. La organización del pensamiento con respecto de las nociones fundamentales se abandona a un pequeño número. Nos retiramos cada vez más entre bastidores dejando a las estrellas de la escena conducir la representación. La mayor parte somos únicamente consumidores de la producción mental de los maestros, simples pasajeros que nada inAuyen en la marcha del bajel, pero que, en ocasiones, pagamos los gajes de aquellos que lo gobiernan.
Nuestra pasividad creciente en materia de pensamiento coordinado no se define en igual pasividad cuando se trata de alcanzar alguna decisión. Celosamente nos aferraa la organización de la voluntad ya que abandonamos la organización elel pensamiento. El especialista no debe adueñarse de la libertad del profano. Aun cuando inuchos de entre nosotros abandonamos la discusión de los principios del bien y del mal por temor de vernos arrastrados más allá de nuestra profundidad, escogemos li.
bremente entre la ética tradicional y la nueva moralidad. Por cuanto la estructura nos 252 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.