vos tratáis de ellas, las sátiras poéticas.
del autor de GULLIVER. Este, como Rousseau, salió de su estado corroído de envidia, inflado de soberbia; pero al menos Rousseau dotaba al hombre salva.
je con toda especie de virtudes, suponiendo que la civilización le había degradado; y Swift considera al hombre como un sér malévolo por naturaleza, que ha empeorado con la cultura social. En sus versos siniestros, que más de uno de nuestros contemporáneos, a lo que parece, ha tomado por dechado, lo bello se torna en horroroso, la grandeza en pequeñez, los nobles sentimientos en especulaciones villanas. Dominado por la manía frenéti ca de destruir, en vez de ocultar lo que es realmente abyecto, lo descubre a nuestros ojos, y en vez de fomentar nuestras ilusiones, se empeña en disiparlas todas. Si quiere pintar la aurora, no va a verla a las llanuras de Inglaterra cubiertas de ondeantes espigas de trigo, o a los prados cubiertos de verde grama, ni va a las montañas y lagos de Escocia, cuyas cimas se colorean y cuyos vapores se levantan con los primeros rayos del 239 Este documento propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.