traponer siempre al bello ideal a que ella nos transporta, el recuerdo ingrato de las miserias materiales y debilidades vulgares de que padeció el autor. Sería más sabroso el pan que se sirve en nuestras mesas si a cada bocado se nos dijera: sabéis que el trigo de que esto está amasado nació en el estiércol? Nos gusta comer pan, sin cuidarnos de dónde toma el trigo sus jugos. la luz del sol al dorar sus espigas no lo ha purificado con el brillo de sus rayos? Nos place leer las buenas obras de poesía, de elocuencia y bellas artes, y las leeríamos, aun cuando no supiéramos que los autores estaban revestidos de carne mortal como los demás hombres. Nadie en antes vió al Nilo escaso de aguas ni adivinó sus fuentes, y hoy, en fin, a los ojos del geógrafo ellas son (bien puede ser)
pantanosas; pero no por esto despreciamos al Nilo, y deseamos que para el poeta conserve toda su majestad ese divino y gran río, que desde la más remota antigüedad da cada año vida y fertilidad a las llanuras del Egipto!
Pueden el médico y el naturalista de 236 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.