definir la parte que tocó a cada uno de los maestros que, hace medio siglo, con diversos temperamentos, presidieron como directores la enseñanza de la filosofía francesa. De vuestras lecciones no puede decirse lo que el más ingenioso de nuestros predecesores había podido declarar. En mis mocedades aprendi filosotía, y desde entonces empecé a no entender de ella ni una sola palabra. Vuestro análisis claro y preciso da luz a las manchas oscuras que se ven a través de los esplendores de Laromiguière, disipa las nubes de Maine de Biran, viene a ser simpático enfrente de Jouffroy, y se levanta burlador en el instante en que juzga el eclectismo. Puédese desconfiar de vuestro modo de ver, no estar del todo por vuestras consecuencias, pero se hará justicia siempre a vuestra crítica, que nos lleva tras sí, y a vuestras leales convicciones.
No tenía gran fondo de doctrina Laromiguière, pero en cambio ¡qué maestro tan agradable. Tenía tales encantos su conversación, jecís, que era imposible no quedar como hechizado al oirlo, 222 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.