Todavía en tiempos no lejanos de los nuestros, cuando parecía cerrada ya la época de las reformas, y fijada la lengua, hallamos ejemplos elocuentes de los triunfos que alcanzan, no menos que de los abismos en que suelen hundirse, los innovadores de talento. Cienfuegos y Quintana eran compañeros, amigos y fundadores de una misma escuela. Cap.
many deniostraba que Quintana nu era castizo en sus poesías, y las novedades de uno y otro poeta, andan mezcladas, sin distinción de colores, como retales de un mismo paño, en la satírica epístola a Andrés, de Leandro Moratín.
Con todo, Cienfuegos llevó muy lejos, su audacia, y quedó vencido por el uso; mantúvose Quintana en más pru.
dentes límites, y venció al uso (1. Hoy pocos, nadie talvez lee a Cienfuegos, y todavía leemos a Quintana y admiramos y saboreamos en sus poesías como rasgos raturales y gustosos las que en su tiempo fueron rarezas.
Cuando una pluma escrutadora y dili.
gente bosqueje la historia de la lengua. 1) Cf. Quintana, Introducción de la poesia castellana, siglo XVIII: Salva en el prólogo de su Gramática: Alcalá Gallano, ReCuerdos de un anciano, 65.
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