sentido, sino propias, altas, graves, lleDas, alegres, severas, grandes y sonantes. qué diremos de Fray Luis de León? Cuando leemos la agradable prosa de los Nombres de Cristo, o repetimos de memoria los inmortales versos. Qué descansada vida. Noche serena, como con esas palabras, y esas cláusulas, y ese ritmo estamos familiarizados desde la escuela, nadie nos quitará de la cabeza que Fray Luis de León escribía con la misma espontaneidad con que sentía, y que en sus obras castellanas el pensamiento y la expresión nacían sin esfuerzo como hermanos gemelos. No: Fray Luis de León que había nutrido su espíritu en la poe.
sia hebraica; que estaba familiarizado con la literatura greco romana, que escribía magistralmente el latín, como lo acreditan sus obras expositivas, y que en latín enseñaba y discutía en Sa: lamanca, no era, digámoslo así, ur rumancista espontáneo y fácil. Emulando a los italianos, y siguiendo sus huellas, aspiraba a levantar al nivel de la toscana su lengua nativa, manejándola a fuer de esclava, indócil todavía a la discipli.
212 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.