Volviendo los ojos a la lengua castellana, viene a cuento recordar, lo pri.
mero, el precioso Diálogo de la lengua, de Juan de Valdés, el cual, a modo de sencillo monumento, se alza coospicuio en el espacio donde cesa el movimiento del uso, falto de conciencia y de freno, y se abre la era de los escritores que a fuer de principes de la elocuencia o la poesía, empuñan cetro y dictan leyes al lenguaje.
Ello es que en la obra del célebre diagolizante (y ya con la mente os habréis adelantado a este recuerdo mío)
aparecen dos españoles y dus italianos, en una casa de campo cerca de Nápoles, discutiendo ingeniosamente sobre el mejor modo de hablar una lengua como la castellana, que por entonces, corriendo los años de 1530, carecía de modelos propios. El personaje principal reconoce lo difícil del empeño. porque he aprendido dice la lengua latina por arte y libros, y la castellana por uso; de manera que de la latina podría dar cuenta por el arte y por los libros en que la aprendí, y de la castellana no, 208 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.