de elocución. Cada una de ellas se some.
te a reglas que le son peculiares, y no promiscuas, y a otras comunes a toda la familia neo latina, de lo que resulta variedad graciosa dentro de la imponente unidad romana.
Cada pueblo neo latino tiene, por ejemplo, su particular acentuación, nacional o provincial; pero ¡caso tan extraño como cierto! en medio de las permutaciones y pérdidas de letras, de las diferentes alteraciones y cambios, que experimentan las palabras latinas al pasar a las lenguas romances, el primitivo acento prosódico, con raras excepciones, que admiten también explicación, permanece en su lugar en cada voz, y allí vive inalterable. Ley interesantísima, hasta hace algunos años no conocida de los filólogos, principio luminoso de etimología, que permite, pongo por caso, rastrear en algún incógnito diminutivo de la baja latinidad el origen de una palabra que, por aparente dislocación del acento, no se en: garza directamente con el latín clásico.
Si alguien hubiese puesto ante los ojos a Varron, a Cicerón o a Horacio un puñado, digamos, de palabras lati197 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.