les trate en adelante como a personas de importancia: estando el trabajo manual muy por debajo de su grandeza, es menester que la sociedad mantenga gratis su pereza, o corra el grave riesgo de fiar.
se de ellos para la dirección de los asuntos. Tened en cuenta que esa misma educación ambiciosa y vana es la que ha infectado a la sociedad rusa de sus nihi.
listas. Es cosa extraña ver que un pueblo se encarnice en transformar sus escuelas secundarias en fábricas de vagabundos; esos vagabundos no son menos insoportables ni menos peligrosos en la vida privada que en la pública. El di.
ploma que han logrado pescar, gracias esfuerzos de memoria, les inspira por sus conocimientos naturales una confianza tan peligrosa como ridícula. No insistimos acerca de las eruditas a la violeta que quieren darnos por mujeres.
Todas esas nuevas riquezas nos empobrecen; más alía, lo decimos con toda humildad, la modesta escuela que proporcionaba el programa a la capacidad y a las necesidades del escolar; le hacía aprender bien lo poco que se proponía enseñarle, y le colocaba en estado de poder continuar su instrucción por sí solo.
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