dicho, es usted docto sin doctorado como le dijo el maestro y amigo Ferraz. De modo que en el primer punto en que Ud. me rectifica no tiene bastante razón. Lo segundo es que le atribuyo a Ud. un párrafo de Tolstoy. No, mi admirado don Elías, es de nuevo su modestia que salta. El párrafo de Tolstoy lo tomé entre comillas, pero también ha de ser suyo el pensamiento trascrito, pues que al dar Ud. el pensar del apóstol ruso daba usted su propio pensamiento. Se refleja usted en él como si lo hubiera escrito, Ahora lo otro: dice usted que hay benevolencia en mi juicio, en cuanto a usted se refiere. Ya sabía también que hombres como usted, como don Cleto, como don Ricardo, hallarían excedido el elogio. Pero es natural. En cambio, en parecidas circunstancias, a cuántos habré ofendido con motivo de mi libro! es que.
ral. Pero ni la benevolencia, ni la parciali dad que un buen amigo me atribuye, han influído en mi libro. Un anhelo justo lo anima y por eso estoy tranquilo; creí, por ciertas condiciones de equilibrio en el espíritu, que fuera yo el más llamado a au.
nar en un haz los nombres costarricenses para darlos al extranjero y presentarlos al porvenir. Escribi desde una cumbre, armo es natu.
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