tiones divinas, que al ofrendarle sus hijos en los días de peligro el tributo de su sangre, parece que transformara esa misma sangre en raudales de vivificantes mieles para que en ellos beban vigores nuevos las generaciones que han de sucederles en el viril servicio de su culto. ahora, mis jóvenes amigos, preparé.
monos a ir luégo a la Exposición Mexicana, y yo espero que después cada uno de ustedes escribirá en su cuaderno de composiciones, un relato detallado acerca de esa visita, de las observaciones que ella les sugiera y de las ideas que hava hecho acudir a sus cerebros el desfile de energías maravillosas desplegadas por un pueblo de recia contextura, en marcha erguida a la realización de su grandeza, impulsado por la potencialidad de su propio genio; pueblo que es gloria de nuestra raza y cúpula avanza.
da y formidable en cuyo so remate ondea la primera bandera de las veinte naciones que forman el gran conglomerado indo latino y que cantan veinte himnos que son veinte renovaciones de diarios juramentos a la Libertad. De pie, niños!
150 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.