vitaría a que me explicara su pensamiento.
Diría él, probablemente. Es que tal vez Ud. piensa llevarnos a la Exposición Mexicana y por eso querrá que antes repasemos el mapa de esa República, para que de ese modo tengamos una mejor noción del país cuyos productos nos van a mostrar. Precisamente Ud. ha adivinado el objeto que me propongo contestaría a mi inteligente discípulo. Sí, luego, después de medio día, iremos todos a ver no sólo la diversidad de productos sorprendentes y preciosos que ahora se exhiben aquí en la capital de Costa Rica, de ese gran país de nuestra raza que se llama México, sino que también tendremos oportunidad de admirar a conciencia el increíble desenvolvimiento de las capacidades industriales de un pueblo por mil títulos digno de nuestro respeto.
Podrán ustedes, de ese modo, convencerse, con sus propios ojos, de que a pesar de las elocuentes muestras de su valer como factores sustantivos de la civilización, que muchas de las repúblicas de este continente americano de nuestra misma sangre, dan a diario, existen, no obstante, otras constantes corrientes 147 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica