servaciones del crítico, y ni aun el desenfado de un improvisador. Largos años están destinados a vivir vuestras obras, por esas grandes cualidades literarias y morales que dan testimonio de la memoria bien empleada del erudito, de la sagacidad del filósofo y de la lozanía de un florido ingenio. Nacido en las cercanías de nuestros bosques, habéis conservado cierta independencia en vuestras doctrinas que nos recuerda el vigoroso empuje del leñador de las Ardenas, que hacha en mano, pasa por los matorrales destruyendo con los pies zarzas y malezas, derribando aquí la encina enana de extendidos ramos, y más allá el delgado abeto de copa levantada y puntiaguda, para abrir por todas partes caminos anchos, rectos y limpios.
Vuestro estreno, señor, vuestra primera producción, hizo eco. Una disertación en regla, en el Areopago de la Facultad de Bellas Letras, sobre las fábulas de La Fontaine! En asunto tan trillado ¿qué podía decirse de nuevo. No saben todos el texto de memoria. Estabais destinado a revelar algún secreto de la vida del amable filósofo, del 127 Este documento propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.