los muertos en paz. Brooke, si se acuerda de su sepultura, es para pensar que donde su polvo esté, sea donde fuere que la fosa se excave, aquello será tierra de Inglaterra, un pedazo de sui patria. Otros piensan que la muerte es buena porque lleva a donde este mundo se olvida. Brooke, por el contrario, se aferra a la idea de la persistencia sempiterna de lo que una vez fué, y sueña con que el corazón suyo, simple pulsación de la eterna energía, revivirá allá lejos aquellas emociones que debió a Inglaterra y que constituyeron la dulzu.
ra de su vida: sus sonidos, sus paisajes, los sueños, las amistades y la dulcedumbre de corazones en paz, que allí brotaron como flores de su suelo. Cuando uno ve que el amor patrio llega a este fervor y a este idealismo, no se asombra de que Inglaterra sea la señora de los ma: res y la potencia que casi no sabe lo que es perder una guerra. En Brooke y McCrae se hermanan las dos corrientes que forman el pueblo inglés. La que representa Shakespeare; y la que repre.
senta Cromwell. La poesía apasionada, y la acción osada e imperturbable.
Carlyle decía: hablar que no concluye 108 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.